jueves, 8 de enero de 2015

Mozart: Música para la ceremonia de iniciación:

Se ha supuesto que la cantata “A ti, alma del universo, oh Sol” «Dir, Seele des Weltalls» (K 429) fue ejecutada primeramente con motivo de la iniciación masónica de Mozart.:



Concretamente, los primeros acordes del aria del tenor que invoca al sol y a la luz deberían sonar en el momento culminante cuando al recipiendario le es levantada la venda y recibe la luz simbólica. Pero como la partitura está datada meses antes de su iniciación, también se ha supuesto que esta pieza fue encargada a Mozart para ser interpretada en “tenida blanca” (es decir, en una reunión de masones abierta también a personas ajenas a la Orden), concretamente, en la celebración de la gran fiesta solsticial Masónica de San Juan de verano, día en que finaliza el año Masónico. Ambas hipótesis son compatibles si pensamos que inicialmente fue una obra encargada por la Logia a Mozart, con el fin de acompañar algún momento del rito de iniciación y que finalmente fue interpretada en su propia ceremonia de recepción masónica. Eso explicaría que luego Mozart añadiera una segunda parte titulada “Agradecimiento a los Hermanos” en la que expresaba sus mejores sentimientos hacia la logia que le había admitido en su seno. La letra de la cantata inicial dice así:

Coro

A ti, alma del universo, ¡oh, Sol!

dedicamos el primero de los cantos festivos.

¡Oh, Poderoso, Poderoso! sin ti no vivimos.

De ti viene la fertilidad, el calor y la luz.

 Tenor

Te agradecemos la alegría

de poder volver a ver la Tierra en primavera…

Parece que la profunda impresión que le dejó su ceremonia de iniciación le inspiró el primer movimiento de su cuarteto (K. 465) llamado Las disonancias, que simbolizan los desvaríos del profano en busca de la luz, mientrasque el franco allegro en Do Mayor que les sigue son la seguridad de la revelación.

Dos meses antes de ser exaltado al grado de Maestro, asistió en febrero de 1785, a la iniciación de su amigo Franz Joseph Haydn que ingresaba en la Logia vienesa «La Verdadera Concordia». En recuerdo de esa circunstancia tan singular, Mozart dedicó a Haydn «Los Seis Cuartetos de Cuerda» (K. 168 – K. 173). Aunque compuesta esta obra antes de su ingreso en la masonería, posteriormente Mozart aprovechó ésta y otras de sus piezas musicales para darles un sentido masónico bien dotándolas de una letra adecuada o destinándolas a acompañar algún momento del servicio masónico.


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