martes, 14 de octubre de 2025

“El Ayllu y la Logia: ética ancestral y labor masónica”



En el corazón del Tawantinsuyo, mucho antes de que se pronunciara en nuestras tierras la palabra “masonería”, ya vibraban los principios que hoy nos convocan a la reflexión moral, al trabajo constante y a la fraternidad activa. El hombre andino, hijo de la tierra y del sol, construyó su sociedad bajo un orden profundamente ético y solidario: el ayllu, célula viva de la organización comunitaria, donde cada individuo existía en función del todo, donde la reciprocidad era ley y el trabajo común, deber sagrado.


En el ayllu no había lugar para el egoísmo ni la ociosidad. Cada miembro aportaba según sus fuerzas, compartía según sus necesidades y vivía conforme a normas simples pero de profunda sabiduría: Ama sua, ama llulla, ama quella —no robes, no mientas, no seas ocioso—.

Estos tres pilares, que sintetizan la moral del Inca, guardan una sorprendente resonancia con la ética masónica. Ambos sistemas —el ancestral y el iniciático— convergen en el mismo ideal: la construcción del hombre justo, laborioso y veraz, capaz de elevarse moralmente mientras contribuye al bien común.


El Ayllu y la Logia: dos rostros de una misma hermandad



El ayllu era más que una comunidad agrícola; era un organismo espiritual donde cada individuo se sabía parte de una totalidad. Así también la Logia es un ayllu simbólico, donde los hermanos se reúnen no por conveniencia sino por propósito. En ella, el Aprendiz, el Compañero y el Maestro constituyen los estratos armónicos de una comunidad que se edifica a sí misma a través del trabajo, la instrucción y el ejemplo.


En el ayllu, los mayores transmitían la sabiduría; los jóvenes aprendían trabajando, y todos participaban en la minka o trabajo colectivo. En la Logia ocurre lo mismo: los Maestros instruyen, los Compañeros perfeccionan y los Aprendices ejecutan, en una minka espiritual que busca la perfección moral y la iluminación interior.


El símbolo de la escuadra y el compás encuentra su eco en el equilibrio andino entre el hombre, la naturaleza y el cosmos. El masón, como el hijo del ayllu, reconoce que su trabajo interior no tiene sentido sin el servicio a su comunidad; que la verdadera piedra pulida no es la que brilla en el templo, sino la que sostiene en silencio la arquitectura del bien común.


Ama sua: la probidad en el trabajo masónico


El primer precepto, Ama sua —no robes—, es un llamado a la integridad. En el mundo incaico, robar no sólo significaba tomar lo ajeno, sino también sustraer tiempo, energía o deber a la comunidad. En la Masonería, el robo simbólico ocurre cuando un hermano oculta la verdad, se apropia de méritos ajenos o traiciona los principios del Taller.

El masón honesto no roba luz, sino que la comparte; no roba trabajo, sino que lo multiplica; no roba confianza, sino que la edifica. En la pureza de sus acciones refleja la claridad del mandil blanco que lleva en el pecho.


Ama llulla: la verdad como piedra angular


El segundo mandato, Ama llulla —no mientas—, representa la sinceridad, virtud fundamental tanto en el ayllu como en la Logia. La mentira rompe la armonía del grupo, corrompe los lazos de confianza y destruye el edificio moral de la comunidad.

En Masonería, la verdad es la piedra angular sobre la cual se levanta todo el templo simbólico. El masón que miente se convierte en obrero infiel, incapaz de sostener el peso de la virtud. La palabra dada, el juramento y la discreción son formas de verdad activa. Así, la palabra del hermano debe ser tan firme como la piedra sobre la cual se asienta su compás.


Ama quella: el trabajo constante y el deber cumplido


El tercer precepto, Ama quella —no seas ocioso—, no se refiere sólo al trabajo físico, sino al esfuerzo espiritual. El hombre ocioso, en el mundo incaico, era aquel que no contribuía al crecimiento del ayllu, aquel que no servía ni al prójimo ni al cosmos.

En la Logia, la ociosidad espiritual es el mayor de los pecados: es permanecer indiferente ante la ignorancia, la injusticia o el dolor ajeno. Cada hermano debe ser un obrero activo en la construcción del Templo de la Humanidad. El trabajo masónico no se reduce a las tenidas; continúa en la vida profana, en el ejemplo cotidiano, en la rectitud silenciosa del deber cumplido.


La ética como puente entre el pasado y el presente


El ayllu nos enseña la reciprocidad (ayni), el equilibrio (suma qamaña) y el respeto al orden natural. La Masonería, con su lenguaje simbólico, nos invita a reconstruir ese orden en el alma humana. Ambas tradiciones —la andina y la masónica— se funden en un mismo ideal de perfeccionamiento.

El masón que interioriza los preceptos del Ama sua, ama llulla, ama quella se convierte en heredero de una doble sabiduría: la ancestral y la iniciática. No basta con conocer los símbolos si no se encarnan en la conducta diaria. Así como el Inca vigilaba que su pueblo trabajara con justicia y alegría, el Maestro debe velar porque su Logia viva en armonía, verdad y labor.


Conclusión



El ayllu y la Logia son expresiones de una misma aspiración: la comunión fraterna basada en la ética y el trabajo. Ambos nos enseñan que el hombre se ennoblece cuando trabaja no sólo por sí, sino por todos.

El Ama sua, ama llulla, ama quella no es un eco del pasado, sino un código vivo que debe resonar en cada piedra que pulimos, en cada palabra que pronunciamos y en cada acción que nos define como masones.

Quien comprende que la Masonería es un ayllu espiritual donde todos somos obreros del mismo templo, habrá hallado el secreto de la fraternidad universal: servir con pureza, hablar con verdad y trabajar con amor.

V:. A:. H:.

R:. H:. Víctor Hugo Valdez Vasquez 

A:. B:. R:. L:. S:. Perfecto Ashlar No 84

Lima - Perú 

domingo, 10 de febrero de 2019

El optimismo como valor masónico


A:.L:.G:.D:.G:.A:.D:.U:.

S:.F:.U:.

A:.B:.R:.L:.S:. “Perfecto Ashlar N° 84”

Trazado: “El optimismo como valor masónico”

1.- Aproximaciones:

El optimismo ve ligado su concepto a la actitud actitud o tendencia de ver y juzgar las cosas en su aspecto positivo, o más favorable, esta palabra deriva del latín “optimuus” que significa “muy bueno” o “buenísimo”.

Fue Leibniz quien en introduce este concepto a la filosofía y describe que nuestro mundo s el “mejor de los mundos posibles”, la cual en su primera tesis plantea la multiplicidad de mundos posibles para luego preguntarse por qué de todos estos el nuestro debería ser el mejor lo cual conduce a examinar el principio de la razón suficiente, recreando este mundo optimo como un devenir hacia la armonía universal.
Como tal, el optimismo es una actitud que permite valorar positivamente cada circunstancia que vive el individuo, por lo que permite al individuo afrontar los obstáculos con ánimo y perseverancia.
En este sentido, existen diferentes tipos de optimismo, como:
·         Optimismo pedagógico, observa a la educación como motor de cambio en lo individual y social.
·         Optimismo antropológico, manifestado en el Renacimiento, en oposición a las tesis agustinianas, indica que el individuo se encuentra en la misma distancia del bien y el mal, y es por ello que posee la libertad de escoger entre uno o el otro.
·         Optimismo inteligente, vinculado con la proactividad ya que este consiste en trabajar por lo que no va bien, y mantener lo que si va bien.
·         Optimismo ilusorio, se vincula con el razonamiento que realiza el individuo sobre acontecimientos a futuros. La mayoría de las personas creen que sus pares tienen menos probabilidades de que le sucedan acontecimientos negativos, pero si un aumento de probabilidades en referencia a hechos positivos.
En filosofía, el optimismo es visto como un sistema filosófico que consiste en atribuir al universo la mayor perfección posible, como obra de un ser infinitamente perfecto.
Ejemplo de ejercicio psicológico optimista:


2.- EL OPTIMISMO COMO VALOR
El optimismo es una actitud positiva que el ser humano escoge ante una problemática o difícil situación por la cual atraviesa en un momento determinado de su vida.
El ser optimista permite observar en las cosas o situaciones malas, oportunidades y desafíos para crecer como ser humano, aprender de los errores, y adquirir impulso para continuar en la lucha de su objetivo.
La persona optimista está llena de seguridad, capacidad, convicción, y transmite tranquilidad ya que siempre observa el lado positivo de la cosas, y se moviliza por buscar solución al problema.
El optimismo va acompañado de la esperanza que posee cada individuo en cada uno de sus acciones para enfrentar lo malo de la vida, en forma positiva, poniendo todo el esfuerzo, y energía para superar las adversidades u obstáculos que se presenta en el camino para alcanzar su fin.

3.- ¿Es posible hablar de optimismo masónico?

En masonería se nos enseña que la Fé en nuestros ideales enfocará nuestro camino personal  direccionado con la inteligencia y la voluntad,  la Fe en nuestros ideales nos conducirá plenamente a un estadío en donde podremos materializar nuestros pensamientos , según eaquel principio hermético que encierra “El universo es mente; estos si se encaminan en una posición virtuosa tendrá efectos positivos y óptimos para nuestros semejantes y nosotros mismos.

La actitud optimista del masón se concibe entones en ejercer esta aptitud y actitud en permanecer centrados en nuestros ideales, en nuestros sueños, en nuestro camino que nos trazamos con la Esc. Y Comp:. De la mano del G:.A:.D:.U:., y a su vez poder materializarlos por medio de un planeamiento inteligente y del accionar de nosotros mismos, entonces esto se concibe como un ejercicio mental el cual al formar hábito engrandecerá nuestros propios destinos hacia el amor, la prosperidad y la paz.

V:.A:.H:.

VICTOR HUGO VALDEZ VASQUEZ
P:.V:.M:.



miércoles, 30 de diciembre de 2015

LA MARCHA DEL APRENDIZ

Como bien ya sabemos, al momento de ingresar a nuestros trabajos logiales,  lo hacemos con esta marcha la que nos recuerda en cada paso que damos: el nacimiento, la vida y la muerte, es decir, los tres períodos o etapas de la vida del hombre en su acepción simbólica primigenia.

Pero viene a ser también este acto “de orden” el accionar que tenemos los iniciados para conseguir, con estos tres pasos, conocer y recorrer el primer camino hacia la luz de la verdad, del entendimiento universal, del conocimiento de nosotros mismos, es decir recorremos simbólicamente con estos pasos nuestra propia existencia y vemos con la esperanza que, en el tercero, podamos descubrir la Luz creadora del universo.

No obstante, esta marcha que se da, no se realiza de forma  casual, sino en una posición perfecta y justa de nuestro propio cuerpo, realizando tres escuadras que se repiten en cada centro energético de nuestro propio cuerpo, adelantando en cada paso con un ritmo y vibración especial, dirigiéndonos hacia el oriente; es por ello con esta relación simbólica la que nos da un claro ejemplo de lo que el iniciado puede  lograr: “El despertar de la Conciencia”, el despertar de su propio sueño, de una propia ilusión que afecta a nuestros sentidos en cada paso que da, es decir, simbólicamente se abren en cada paso las puertas o portales que  en gradaciones o  etapas de su existencia lo afectan  hasta alcanzar su sublime perfección , que viene a ser la del propio magisterio.

Esta marcha es pues fundamental en nuestra tradición y merece que el iniciado investigue y penetre en este símbolo el cual deberá comprender y entender en su propia vida, no sólo teniendo este símbolo, sino utilizándolo para descubrir en algún momento su propia existencia los tiempos y etapas por el cual nos desarrollamos dentro del propio universo siendo no sólo agentes pasivos en el universo sino transformándolo constantemente de manera racional y consciente.
V:.A:.H:.
Víctor Hugo Valdez Vásquez 

viernes, 26 de junio de 2015

El Solsticio y la Masoneria (I)

Compilación por el Q:.H:. Víctor Hugo Valdez Vásquez

Las culturas antiguas tenían particular respeto y dedicación a la astronomía y de manera especial al Sol, a cuyo estudio y ofrenda dedicaron gran cantidad de sus templos. Por ello se les daba a los solsticios especial atención, puesto que son precisamente los momentos del año cuando el sol llega a sus puntos más lejanos de oscilación entre el Sur y el Norte, en junio (Cáncer) y diciembre (Capricornio) ; es decir, en el momento que en el Astro Rey tiene su máxima declinación meridional (al sur) o septentrional (al norte), aparentando detenerse (de ahí el termino latino Sol – Stitium) para iniciar su camino pendular de regreso hacia el otro extremo.

Desde las épocas más remotas y prácticamente en todas las civilizaciones se han festejado las fechas en que se presentan los solsticios: en Roma, se dedicaban al Dios JANO, representativo del Sol, quien presidía los comienzos, las iniciaciones (en latín INITIUM, INITIARE) y en particular el ingreso del Sol en los dos hemisferios celestes.
El mito de Jano aparece en las tradiciones gnóstica e iniciática de la más remota antigüedad, erigiéndose en uno de los símbolos fundamentales de la Ciencia Sagrada. Para entender la trascendencia de la adopción de este mito en la Francmasonería, hay que tener presente que el mito solar, modelo a escala de la magna dinámica del Logos en el Universo, es uno alrededor de los cuales gira integralmente la estructura simbólica masónica.
En cuanto a la recurrencia de la tradición juanítica primitiva con el esoterismo cristiano, cabe señalar una estrecha relación, manifiesta en no pocos textos bíblicos, entre Jesús, nacido en el
solsticio de invierno y Juan Bautista, celebrado en el solsticio de Verano, relación disuelta por razones teológicas muchos siglos después del inicio de la era cristiana, transponiendo esta relación de Jesús con Juan Bautista a Juan Evangelista.
El cristianismo, conocido receptáculo de las doctrinas anteriores a ella, adaptó la tradición Juanítica primitiva y la asimiló a la mitología Crística, ocupando un lugar preponderante al anular las fiestas “del asno” en verano y las “saturnales” de invierno para cambiarlas por las fiestas de San Juan Bautista y San Juan Evangelista, respectivamente. En la Edad Media el ya entonces San Juan de los cristianos fue adoptado como “santo patrón” de los Collegia abrorum de artesanos y luego de los constructores, masones operativos, de donde pasó a la masonería especulativa desde su mismo surgimiento, a principios del Siglo XVIII.
Desde entonces y hasta la fecha, la Francmasonería asimiló a Janus dentro de su estructura simbólica y celebra en su honor las fiestas de Solsticiales, que como marcan algunos ceremoniales alusivos. Aquí nos sale al paso una pregunta: ¿Por qué dicen pertenecer a una Logia de San Juan?.
Desde el punto de vista Histórico, según una acreditada versión a la que hacen referencia varios autores masónicos, la utilización material del término “Logia de San Juan” dentro de la Mas:. se remonta al tiempo de las Cruzadas, cuando algunos caballeros masones se unieron a sus similares de la Orden de San Juan de Jerusalén, mejor conocidos como Templarios, por lo que en un gesto de solidaridad con los principios de estos últimos, fue aceptado por los primeros. Se cuenta que de ahí en adelante todas las logias se llamaron “Logias de San Juan”. Tal vez en forma sincrónica San Juan fue también tomado como patrono por parte de las corporaciones que ya señalamos.

No obstante esta explicación, que pudiera ser satisfactoria y suficiente a los ojos profanos, deja en los practicantes del Arte Real un hueco que requiere ser llenado al abrevar unas cuantas gotas del vasto manantial de la ciencia sagrada tradicional. He aquí algunos hallazgos:
El nombre JANUS o JANO tiene un parecido muy singular con el de JUAN y no es por casualidad que éste fue puesto por la tradición judeocristiana en el exacto lugar de aquel.
Filológicamente el nombre JUAN, en Hebreo Johan, en Griego Joánes, en Persa Jehan, en Salio Jánes, en Francés Jean, en Inglés John, en Alemán Johann, tiene por radical la voz semítica JAN.
También tiene una estrecha relación con el dios GANESHA, el “señor de las dos vías” de la tradición hindú.

Ahora bien, si tomamos el nombre hebreo JEHOHANNAN, resulta que su traducción es “Agraciado o favorecido de Dios”, es decir, iluminado, iniciado. Por lo tanto el hecho de reconocerse como hermano o discípulo de Juan dentro de nuestra organización es de lo más correcto, dado nuestro carácter iniciático y tendiente al perfeccionamiento.

martes, 5 de mayo de 2015

AMOR A LA HUMANIDAD

En cada paso que damos al ingresar a nuestros Ttrab:. Y en nuestros saludos hay uno muy especial que llama siempre mi atención por el concepto que en el mismo se recalca: “amor a la humanidad”.
Me preguntaba si sería posible, para alguien de a pie poder alcanzar este ideal, este sueño que siempre se nos escapa;  en sí a medida que pasa el tiempo y ganamos más experiencia envejeciendo, vemos cada vez más muerte, destrucción y desolación causada por el propio hombre en contra de sus mismos semejantes por pugnas de poder en todas sus aristas: económicas, religiosas, culturales, nacionalistas, etc. Muy al margen de los pequeños judas que se nos cruzan por la vida enseñándonos siempre a estar alertas y vigilantes ante cada paso que damos, con todo esto, y los distintos traspiés ¿podemos hablar de amor a la humanidad? ¿qué es la humanidad? ¿qué es el hombre?; ¿hay alguna diferencia entre ser hombre y un SER HUMANO?
En si Los conceptos de hombre, humanidad y persona ya han sido abordados por filósofos de distintas épocas y aún siguen suscitando interés en poder encontrar una respuesta ante estas interrogantes:
“Boecio (480-524) que, al inicio de a edad media, definió la persona humana como sustancia individual de naturaleza racional. Pero debemos a Inmanuel Kant (siglo XVIII) el sentido filosófico moderno del término "persona". Para Kant, la persona humana es un agente racional y moral, tal como escribe en su "Fundamentación de la metafísica de las costumbres" (1785). Si Boecio destacaba la naturaleza racional e individual de la persona, Kant subraya su capacidad moral y, por ende, su autonomía. Y la autonomía de un ser racional y moral es el fundamento de su dignidad. La dignidad es el valor que tiene toda persona por el solo hecho de ser persona. Esto hace que el valor de toda persona sea absoluto, esto es, un valor en sí mismo. Según Kant, la categoría de persona convierte al ser humano en un fin en sí mismo, es decir, en alguien que no puede ser usado como medio para obtener otro fin, y que, por lo tanto, merece todo respeto y reconocimiento.”  http://www.acfilosofia.org/materialesmn/filosofia-y-ciudadania-3013/el-ser-humano-persona-y-sociedad/182-ser-humano-y-persona#sthash.z7IeRlRy.dpuf
A mi modesto parecer y a la luz de nuestros principios, el concepto de hombre equivaldría al primer nivel biológico de nuestra especie, un hombre aún no determina su conducta ni es hacedor de su propio destino, sus pasiones lo ciegan y por ello puede llegar a involucionar; pero dentro de él siempre  está la llama de Luz de su natural HUMANIDAD,  de esa humanidad fecunda, de esa humanidad que nos acerca al todo y nos vuelve parte de uno solo.
En sí, el hecho de poder considerarnos SERES HUMANOS sería también la labor de abrirnos paso al despertar de la CONCIENCIA.
Ahora bien, al momento de interiorizarnos con el saludo “Amor a la humanidad”, no sólo estamos reconociendo la dignidad de cada persona sino esencialmente el hecho de sabernos parte de esta humanidad, de esta fraternidad, de este amor entre los hombre comulgado intrínsecamente con nuestro Padre,  hacedor, pensamiento universal principio supremo o G:.A:.D:.U:.
Ya varios avatares que nos sucedieron en distintas épocas nos habían hablado y enseñado esto: el amor a nuestro prójimo, el amor a la humanidad. Y no solamente se quedó en palabras, si no, se reafirmó con los grandes sacrificios que hicieron, hasta dar su propia vida con el fin de enseñarnos LA VERDAD.

Es cierto que en la naturaleza del hombre existen defectos y virtudes y ,lamentablemente, los defectos transgresores con la propia existencia son los que hacen más daño, inclusive llegando a la destrucción de el mismo en contra de sus semejantes – VIBRACIÓN- ; pero también es cierto que el propio hombre es capaz de amar, es capaz de pulir constantemente su  para obtener su propio camino de Luz, de perfeccionamiento en este mundo, en este viaje tan largo y corto a la vez, esto hermano mío,  forma parte de nuestro Trab:.

viernes, 17 de abril de 2015

La Logia y el G:.A:.D:.U:.

Dentro de todas las corrientes iniciáticas y las vertientes religiosas hay siempre una gran interrogante en un primer momento, si D-os es único o existen varios Dioses.
Ya en el antiguo Egipto se veían las representaciones de varias Deidades y sus cultos que los antiguos profesaban, como también lo hacían en la India, China y hasta en el antiguo Perú, esto sin embargo, se fundamentaba en un primer momento en que las grandes masas pudieran concebir la idea de la representación divina más fácilmente, el hecho de señalar cultos a varios Dioses hacía que las gentes pudieran vibrar nuevamente en oración o festividad a fin de renovar el pacto con sus Dioses para así tener una suerte de grandes cosechas, dicha y prosperidad y Vibrar al unísono dentro de la propia creación
Pero estas representaciones de las deidades iban más allá, sólo suponían el principio de un mundo invisible en el que solamente los verdaderos iniciados podían develar sus secretos y misterios.
En Egipto, así como en otras culturas matrices la salvación del alma humana estaba ligada a una salvación colectiva, es decir para todo el pueblo en conjunto, los faraones eran enterrados con sus súbditos a fin de poder abrirse camino en el mundo invisible de los muertos, ejemplos de ello lo tenemos en varias culturas muy antiguas que nos dan vestigios de este pensamiento, Así la característica principal, lejos de una visión politeísta, era que la Deidad poseía diversas características propias de su divinidad, por un lado el hecho de crear, por otro el de destruir, el hecho de brindar conocimiento, etc. Esto era visto como diversas cualidades de una sola personalidad y llegaba a las masas como una suerte de historias por cada una de estas cualidades las cuales hasta el día de hoy asociamos con la mitología egipcia, griega y también por nuestra parte, la Inca.
Las diversas cualidades divinas del único D-os eran pues tomadas en varios fragmentos y piezas de las cuales para poder entender humanamente posible a toda la creación universal, los antiguos maestros utilizaron simbologías para poder adentrarnos un poco más a las leyes que gobiernan nuestro universo y ser parte de la Gran Creación Cósmica, no nos olvidemos que somos simples mortales que en estos instantes que leemos estas líneas,  estamos encima de la tierra girando alrededor del Sol y este a su Vez alrededor de la Galaxia.
Ahora bien, nuestros símbolos y alegorías llegan a este punto en el que nos damos cuenta que las distintas cualidades forman parte de un mismo pensamiento, esto lo empleamos de manera práctica y vemos cómo es que se desarrolla de manera tangible, este único desarrollo forma parte de la vida de un todo y acá es donde se manifiestan nuestros trabajos logiales.
Cada dignidad y oficial tiene un rol que cumplir una cualidad al que deberá poner estricta observancia, es decir en nuestros trabajos vemos la manera por la cual se representan las estaciones cósmicas, no olvidemos las dimensiones de una Logia, cada oficial deberá cumplir su trabajo y no el de otro, cada hermano sentado en un punto deberá pulir su piedra dentro de nuestros pensamientos y cada símbolo tangible deberá entrar en el mundo sublime de cada universo único en el cual estamos reunidos todos como hermanos. Esta es la verdadera magia de nuestra A:. y A:.O:. 
Y vos H:. mío, ya habéis ocupado vuestro puesto?

V:.A:.H:.

jueves, 8 de enero de 2015

Mozart: Música para la clausura de los trabajos

Como ya hemos indicado, con motivo de la creación de la logia la “La Nueva Esperanza coronada”, Mozart compuso dos piezas específicas. En dicha tenida se formalizó la designación del nuevo Venerable al que Mozart quiso agasajar con una partitura titulada “A Vos, nuestro nuevo Venerable” «Ihr unsre neuen Leiter» (K. 484) escrita por Augustin Veith Edler von Schittlersberg. Probablemente fue interpretada tras la clausura de los trabajos masónicos de aquella tenida, concretamente, para acompañar la salida del Venerable Maestro y su comitiva.


La letra dice así:

Solo

A vosotros, nuestros guías,

agradecemos vuestra lealtad.

Guiadnos por la senda de la virtud,

para que cada uno alegre la cadena

que le vincula a hombres mejores,

suavizándole el cáliz de la vida.



Coro a tres voces y órgano

Con nuestro santo juramento,

juramos también nosotros

colaborar, como vosotros,

en construir el gran Templo.



Solo

Volamos en alas de la verdad,

más alto, al trono de la verdad,

para conquistar su santuario,

mostrarnos dignos de su corona,

y siendo bondadosos ahuyentar

la envidia de los profanos. 

Finalmente, cabe mencionar que, conforme a los archivos de la Logia, Mozart compuso en 1785 dos cantatas masónicas que llevaban por titulo “El trabajo de la muerte” y “El trabajo de los maestros ha concluido” que, desgraciadamente, se han perdido.